425 ANIV. DE VELÁZQUEZ (2024) 8 ESCUDOSID92947009
Con motivo de la conmemoración del 425 aniversario de Diego Velázquez, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre dedica una colección de monedas conmemorativas al pintor español, fue un pintor barroco español considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.
En el anverso se reproduce la obra titulada «El triunfo de Baco», realizada por Diego Velázquez entre 1628 y 1629, que se conserva en el Museo Nacional del Prado, de Madrid.
En el reverso se reproduce el monumento a Diego Velázquez realizado por el escultor sevillano Antonio Susillo, que se encuentra en la plaza del Duque de la Victoria, en Sevilla.
Serie | 425 Aniversario de Velázquez |
Métrica | 8 Escudos |
Año Emisión | 2024 |
Color | No |
Calidad | Proof |
Diámetro (mm) | 38 |
Valor Facial (Euro) | 400 |
Pureza (‰) | 999 |
Metal | Oro |
Peso (g) | 27 |
Tirada (unds.) | 1.000 |
"EL TRIUNFO DE BACO" VELÁZQUEZ (2024) 8 ESCUDOS
Velázquez, Diego Rodríguez de Silva y
Sevilla, 1599 - Madrid, 1660
Adoptó el apellido de su madre, según uso frecuente en Andalucía, firmando "Diego Velázquez" o "Diego de Silva Velázquez". Estudió y practicó el arte de la pintura en su ciudad natal hasta cumplir los veinticuatro años, cuando se trasladó con su familia a Madrid y entró a servir al rey desde entonces hasta su muerte en 1660. Gran parte de su obra iba destinada a las colecciones reales y pasó luego al Prado, donde se conserva. La mayoría de los cuadros pintados en Sevilla, en cambio, ha ido a parar a colecciones extranjeras, sobre todo a partir del siglo XIX.
Considerado el pintor más importante del barroco español, Diego Velázquez se convirtió en pintor de cámara en la corte de Felipe IV, lo que le permitió estudiar a los grandes maestros del arte nacional e internacional. Su ingente producción artística, entre la que destacan obras tan emblemáticas como ‘Las Meninas’, ha dejado una huella indeleble en la historia universal de la pintura.
El triunfo de Baco o Los borrachos.
El pago, en julio de 1629, de 100 ducados a Velázquez por cuenta de una pintura de Baco que había hecho para el rey nos informa sobre la fecha aproximada de la obra e identifica a su destinatario. Estamos en las vísperas del primer viaje del pintor a Italia, cuando llevaba poco más de un lustro de trabajo al servicio del rey y acababa de conocer a Rubens. En esa época se estaba especializando en la pintura de retratos, aunque hacía poco que había realizado un afamado cuadro de carácter histórico, La expulsión de los moriscos, y tenía una notable experiencia en escenas religiosas y costumbristas. Era la primera vez que se enfrentaba a una fábula mitológica, y para ello recuperó gamas cromáticas, métodos descriptivos y tipos humanos propios de sus años sevillanos, que conviven con importantes novedades formales. Esas circunstancias convierten Los borrachos en una obra fronteriza, que inaugura una temática que estará presente hasta los últimos años de la carrera del pintor, y al mismo tiempo mantiene numerosas deudas con su pasado. El personaje principal es Baco, que dio al pintor la oportunidad de representar uno de sus primeros desnudos masculinos, y domina la composición con la luminosidad de su cuerpo y sus vestiduras. A la izquierda un sátiro desnudo levanta una fina copa de cristal y nos sitúa en el mundo de los seres y las historias fabulosos, mientras que a la derecha se agolpan un mendigo y cuatro hombres de capas pardas, rostros curtidos y expresión achispada, que constituyen un contrapunto cotidiano, verídico y realista. Ante ellos se interpone la figura de un joven que se encuentra de rodillas y está siendo coronado por el dios.